lunes, 13 de abril de 2009

Elogio de la palabra





Una palabra es como un grano de arena:
cosa pequeña, insignificante,
que sirve sin embargo para construir muros inmensos.

Muchas veces las palabras nos brotan desmayadas
y somos desgraciados.
Decimos cosas duras y mentimos.
Y eso es triste, como quedarse de repente sin palabras.

La palabra más dulce, sin embargo,
es la palabra de amor que se pronuncia en media sombra
con las manos enlazadas como zarcillos silvestres.

Y la palabra que ya no es palabra
porque se dice con los labios apretados por un beso.

Hay gentes que hablan
como si tuvieran en la garganta estíos y muchas cicatrices.

Les brota de la palabra
un olor a humo y a desgracia.
Generalmente mueren solos, como barcos sin ancla.

¡No hables tú nunca como ellos!
Sería triste saber que has olvidado tu alma en el armario
y haber perdido la llave
y no poder traértela.

La palabra es la semilla de Dios.


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