viernes, 10 de abril de 2009

Alianza

Hospitalaria y dulce has de serme en la tierra,
casa de huéspedes tu corazón; agua para viajero
con sed tu mano blanca.

Olvidarás que tus labios pueden decir que no; los
coserás con hierro cuando quieran negarse a dar
casa de amor, cama de cielo.

En la entrada de tu alma escribirás: "Hay lecho,
vino y pan de balde para ti; no es necesario que
alargues la voz: basta con que te acerques a la puerta".

Me llevarás de noche a orillas de tu sueño y clamaremos
juntos por los que no hayan ido.

Abriremos las arcas de la codicia, juntos; repartiremos lo
hallado en parcelas iguales.



Saldremos a predicar alianzas como la nuestra;
llevaremos el grito a flor de piel, listo para cualquier
emergencia; la protesta en la mano, como una navaja.

Recorremos puertas con las manos unidas. Abriremos la noche con espada de fuego.

Entraremos secretos en las calles cerradas.

Si el solitario llega que se haga dulce. Le pondremos
entonces las manos en el rostro y lavaremos su cara con agua de esperanza.

(He hospedado culebras en mi alma. Pero ninguna se ha atrevido a beber mi sangre:
debajo de mi mansedumbre se han curvado como manos dispuestas para el rezo.

En medio de la noche encenderé fogatas para que tú me

veas cuando me encuentre solo. Para que
nunca ignores dónde está mi alma y cómo giran
los goznes de sus puertas).

Juntos predicaremos alianzas como la nuestra.

Hospedaremos fieras y culebras. Les abriremos
almas, ternuras y corazones. Posible es convertirlas en animales domésticos.

Posible que sean ángeles disfrazados o tiernos corazones con apariencia de piedras.

Imagen: (ku)nihito

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